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La demencia hace referencia a un estado de deterioro de las funciones cognitivas e intelectuales de la persona suficientemente severas para afectar a sus actividades diarias y relaciones sociales. Este estado es debido al envejecimiento. Si estás pensando en formarte en el cuidado de personas mayores, en Euroinnova te ofrecemos una amplia oferta de cursos y másteres en este ámbito, que podrás realizar de forma 100% online. ¿Quieres saber más sobre el cuidado de la demencia en el hogar?
¡Sigue leyendo!
Actualmente, la Demencia Senil afecta a más de 50 millones en el mundo y, los investigadores prevén que esta cifra se habrá multiplicado en 2050 a 152 millones de personas. Entre las principales enfermedades que se padecen, destacan el Alzheimer y el Parkinson. En el siguiente post te hablamos del cuidado de la demencia en el hogar y las diferentes funciones que desempeña este profesional. ¿Quieres saber más?
¡Vamos a ello!
La demencia es una pérdida de la función cognitiva que ocurre con ciertas enfermedades y que afecta la memoria, el pensamiento y el comportamiento. La demencia no tiene por qué formar parte del envejecimiento de todas las personas.
A medida que va pasando el tiempo, el cuerpo de las personas va cambiando e igualmente se van notando cambios mentales debido al deterioro. Por ello, el funcionamiento del cerebro no es el correcto y de ahí que se produce la demencia senil.
Además, también se asocia este trastorno a la pérdida de toma de decisiones y cambios en la personalidad del adulto mayor. Todos estos síntomas afectan e interfieren de una manera muy significativa sobre la vida rutinaria y social de los ancianos.
En general, la demencia senil aparece en adultos mayores a partir de los 65 años. Pero ¿Qué síntomas tiene una persona con demencia senil?
A continuación, te mostramos algunos de los principales síntomas de la demencia senil. ¡Vamos allá!
En la primera fase el paciente conserva independencia, pero la demencia empieza a notarse en pequeños detalles.
La persona comienza a experimentar pérdidas leves de memoria: olvida citas, nombres o dónde ha colocado algún objeto. También olvida actos como pagar la compra y empieza a tener problemas para encontrar las palabras adecuadas para expresarse.
Problemas que la familia o la propia persona suelen atribuir a los despistes de la vejez.
En esta fase, el mayor trata de ocultar su estado. Aquí es cuando la persona se vuelve dependiente de los demás para evitar accidentes y poder realizar las actividades diarias. Los cambios en los patrones de sueño son muy comunes. Todos estos síntomas generan en el mayor un estado de frustración, desánimo y depresión.
La persona empieza a abandonar su vida social y a aislarse cuando se encuentra en grupo. Además, su personalidad también se ve afectada, se vuelven más desconfiados y paranoicos.
Cuando la demencia está extremadamente avanzada el mayor necesita la ayuda de los demás para sobrevivir.
En esta fase el paciente no reconoce a ninguno de sus familiares más próximos ni siquiera a él mismo reflejado en el espejo. La persona se vuelve incapaz de mantener una conversación, sólo es capaz de decir alguna frase aislada.
La persona, necesita del cuidado de la demencia en el hogar, se encuentra encamada y debemos vigilar con la neumonía y las infecciones por úlceras de presión.
Las enfermedades que causan la Demencia Senil no tienen cura. Debemos tener mucho cuidado con los tratamientos farmacológicos de la Demencia Senil, porque si no controlamos los síntomas de la enfermedad desencadenante podemos empeorar la salud del paciente.
Existen terapias no farmacológicas alternativas. Hay que dejar claro que estas terapias no curan, pero ayudan a ralentizar el ritmo del deterioro cognitivo y a mejorar la conducta:
La Demencia Senil va aumentando progresivamente. Por esto, el papel del cuidador es fundamental para ralentizar la enfermedad y asegurar la calidad de vida del paciente.
El cuidado de la demencia en el hogar va acompañado de una serie de emociones difíciles de gestionar, sobre todo cuando se trata de un familiar. Por ello, debemos aceptar y asimilar la situación, sin miedo de pedir ayuda cuando la necesitemos.
Los cuidadores deberán tomar las riendas de ciertos aspectos de la vida del mayor a medida que avance la enfermedad, buscando siempre mantener al máximo su independencia, pero asegurando su seguridad.
El cuidador deberá estar atento para ayudar al paciente en tareas diarias como el aseo, la alimentación o la medicación. También llevará a cabo ejercicios para estimular su desarrollo cerebral y deberá mantenerlo activo físicamente.
Es normal olvidar algunas cosas, como dónde dejamos las llaves. No obstante, si esos olvidos son extremadamente frecuentes, pueden significar otro problema.
Con el paso de los años se hace más difícil encontrar las palabras que queremos decir. Mientras que una demencia se caracteriza más por pausas frecuentes en el habla y sustituciones de unas palabras por otras. También puede ser costoso recordar, por ejemplo, los detalles de algo que sucedió hace un año. Sin embargo, en la demencia se observan dificultades para recordar aspectos de conversaciones o eventos recientes.
A diferencia del envejecimiento normal, la demencia va avanzando y empeorando con el tiempo. Primero se observan alteraciones en la memoria y poco a poco los déficits abarcan: las funciones ejecutivas, el lenguaje, la memoria de trabajo, las habilidades visoespaciales, etc.
Además, la demencia puede acompañarse de cambios notables en el comportamiento y en la personalidad, algo que no ocurre en situaciones normales. Pueden verse conductas extrañas o inapropiadas, cambios bruscos en los hábitos alimenticios, o una apatía creciente.
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